Brad Pitt no es un robot

Si se le hace caso, que no hay por qué no hacérselo, Brad Pitt se ha quedado tocado con el caso Danny Pearl. Y lo mismo le ha sucedido a su mujer, Angelina Jolie. La verdad es que el caso Pearl dejó boquiabierto y cabizbajo al mundo entero cuando, en enero de 2002, supo que unos fundamentalistas paquistaníes habían decapitado al periodista de The Wall Street Journal, al que habían secuestrado dos días antes, y arrojado su cuerpo a un cementerio de Karachi.

El corresponsal en Asia del prestigioso diario estadounidense se encontraba, en aquellos momentos, investigando el caso de Richard Reid, el individuo que quiso subirse a un vuelo París-Miami con unos explosivos en los zapatos. Pero la peor parte de todo aquello, exceptuando a la víctima, se la llevó su esposa, la periodista francesa Marianne Pearl, que aplacó las feroces emociones publicando A mighty heart.

«Echo mucho de menos a mi esposo, esto es todo, pero no me pidan que revele aquí mis emociones privadas», respondió Marianne Pearl a un periodista que le preguntó cómo recordaba aquella desgracia.

Brad Pitt, a través de su productora Plan B Entertainment, se hizo, pues, con los derechos de un libro que tenía muchísimos novios. Ayer, Pitt se quitó por espacio de un día los ropajes de megaestrella de Hollywood y se mostró conmovido ante el resultado final de la película. También expresó su deseo de que A mighty heart provoque en el público un efecto de concienciación: «Las cosas en el mundo no van demasiado bien. Desde luego, podríamos hacerlo todos mucho mejor, no estamos a la altura de las circunstancias. No escuchamos a los demás, demonizamos al otro y simplificamos situaciones que, sin embargo, son muy complejas».

Brad Pitt puso el caso de Marianne Pearl como ejemplo a seguir en ese aspecto: «Ella se negó a amargarse la vida, tuvo ganas y fuerzas para luchar, su historia para mí es como una epifanía». También lanzó a los periodistas el siguiente mensaje: «Todos estamos juntos en la lucha contra el odio».

En la misma mesa estaba su mujer, Angelina Jolie, encargada de dar vida a Marianne Pearl en la película. Aunque en principio esto no tenía que haber sido así, ya que en un primer momento el papel estuvo destinado a la actriz Jennifer Aniston... casualmente ex compañera sentimental de Brad Pitt.

La situación del director británico Michael Winterbottom con relación a esta película es doblemente paradójica. En A mighty heart denuncia la barbarie del fundametalismo islámico, después de haber hecho lo propio con la barbarie de la violencia de Estado cometida por el régimen de Bush en la base de Guantánamo contra los prisioneros islámicos. En Guantánamo están presos algunos de los sospechosos de haber secuestrado y dado muerte a Daniel Pearl.

«No quiero establecer paralelismos con este tema, pero Guantánamo y la muerte de Pearl son facetas de la misma cosa: el 11-S».  

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